Cómo se redacta una opinión personal

Tras la lectura de vuestros textos, comentamos que una “opinión personal” no consistía en un resumen del argumento de un libro ni en decir si el texto os había gustado o no. O al menos, no consiste sólo en eso. Tampoco se trata de ponerle una nota al texto ni de repetir lo que dice el autor.

Redactar una opinión personal es realizar un comentario crítico del texto. Esta actividad valora vuestra capacidad de análisis y madurez. No hay que realizar sólo una valoración del contenido del texto, sino que la opinión personal permite incorporar vuestras reflexiones sobre lo que os haya sugerido su lectura.

Aquí os dejo algunos consejos para los próximos controles de lectura (donde dice “consejos” entended “lo que hay que hacer para tener buena nota”).

  1. Si sabemos algo del autor o de la época en la que fue escrito el texto se puede comenzar con ello. Si no estamos seguros es mejor no meter la pata. Se pueden comentar detalles sobre lo que significó el libro en el momento de su publicación, por ejemplo.
  2. En segundo lugar (o para comenzar, si hemos saltado el primer paso) se puede explicar el TEMA, es decir, la idea principal del texto. Es una forma de demostrar que se ha entendido lo que se ha leído (y que se ha leído, claro). Recordad que a veces el tema es una interpretación personal, que no tiene por qué ser correcta o incorrecta, siempre que demostremos o justifiquemos nuestras afirmaciones. Hay que centrarse en las ideas expuestas en el texto y no en las anécdotas o el argumento.
  3. Se pueden incluir valoraciones sobre otros aspectos del texto, como la actitud del autor ante el texto: por ejemplo, si es objetivo o crítico con los hechos o con los personajes o el tipo de lenguaje que utiliza.
  4. Para terminar, manifestaremos acuerdo o desacuerdo con las ideas expuestas en el texto. Para ello podemos centrarnos en algún aspecto del libro o del texto y vincularlo a nuestras propias experiencias. Lo más importante es justificar nuestras afirmaciones y no decir simplemente “esto me parece bien” o “esto me parece mal”. Hay que ser moderados y respetuosos tanto en las ideas  que defendamos como en su redacción: no se trata de expresarnos con miedo sino de forma madura y no exaltada. En este punto podemos relacionar el texto con su contexto histórico o geográfico, y establecer diferencias o similitudes con nuestra experiencia personal o con la actualidad. Es conveniente relacionar el texto con otros que traten temas similares, incluso con películas que hayas visto y que puedes utilizar para comparar puntos de vista.
  5. Si no te puedes resistir a decir que te ha gustado mucho o nada, hazlo, pero justifícalo. Por ejemplo, puedes hablar de la originalidad o de la vigencia del texto. Recuerda que casi siempre hay algo positivo y algo negativo, así que hay que intenta un balance: ni “hacer la pelota” ni destrozarlo.  Para destacar los aspectos positivos puedes utilizar los adjetivos: interesante, útil, enriquecedor, motivador, novedoso, crítico, apasionante, bien estructurado; y si quieres ser crítico: tópico, insulso, decepcionante, clásico, ingenuo, repetitivo.  Recuerda expresarte con respeto y utilizando un registro formal.

Ante todo, nunca, nunca, nunca, digas que no lo has entendido o que no te ha gustado porque no lo has entendido.