Cómo doblegar a su hijo adolescente sin morir en el intento

1- Para empezar, asuma la idea de que, cuando la edad del pavo invada a su cándido hijo, no podrá rescatarlo de ninguna manera. Olvídese de aquella indefensa criatura, pues esta evolucionará hasta convertirse en un maravilloso ejemplar de Homo Adolescentus.

2- Acostumbrarse a la convivencia con este espécimen puede resultar algo costoso, pero no se desespere. Para iniciarse en esta nueva labor de supervivencia extrema, vaya a una tienda de ropa y cómprese un estiloso conjunto negro a modo de ladrón (no olvidar el pasamontañas). Vuelva tranquilamente a su casa con su modelito recién estrenado. Una vez dentro, comience a registrar todos los muebles y a desordenar cualquier objeto sólido que encuentre, como si fuera usted un ladrón robando en un hogar ajeno. Cuando haya terminado, contemple la estancia detenidamente. Exactamente así es como encontrará su casa todos los días después de que su hijo esté buscado desesperadamente su teléfono móvil porque ha oído sonar el “guasap”.

3- Es bastante recomendable que adquiera usted un Diccionario del Terrícola Adolescente (la parte de terrícola todavía está en investigación, pues no se considera del todo cierta), libro el cual puede encontrar fácilmente en cualquier biblioteca. Para que no se vuelva usted más majara aún leyéndose el peculiar diccionario que acabamos de mencionar, le vamos a proporcionar un breve resumen del vocabulario más común entre los Homo Adolescentus:

  • Se me ha petao’ el guasap”: probablemente usted se habrá quedado perplejo cuando hemos mencionado la palabra guasap en el apartado 2. Aquí se lo explicamos con todo detalle. “Guasap” es comúnmente empleado por los adolescentes para referirse a la aplicación de chat de los móviles, correctamente escrita WhatsApp. Con el término “Petar el guasap” se refieren a que su móvil se ha paralizado debido a que le han enviado gran cantidad de mensajes de chat. No se preocupe si su hijo se torna furioso y agresivo en ese momento. Procure alejarse de él antes de que sea demasiado tarde.
  • Co, vamos a cenar al Telepizza”: el vocablo “co” puede sustituirse normalmente por “oye”, “eh” o el nombre de la persona con la que esté hablando su hijo. Le vamos a dar un preciado consejo: si su hijo emplea el “co” con frecuencia, no intente corregirlo, esa enfermedad es incurable.
  • No me va la Wi-Fi”: con esta oración, su prototipo de adolescente se refiere a que el Internet no funciona correctamente en su teléfono móvil. Suelen mostrarse bastante irritables en estas ocasiones, así que mejor no diga nada hasta que se tranquilice.

4- Tómeselo como un mandamiento: nunca, y recalcamos nunca, le dirija la palabra a su cachorro de Homo Adolescentus mientras esté escuchando música, esté empleando el ordenador o esté chateando con sus amigos ,si aprecia usted su vida. Es decir, no le hable prácticamente nunca.

5- No se fie de la expresión del rostro de su cría, normalmente sus sentimientos no coinciden con su semblante. Para aprender a conocer el estado de ánimo de su hijo sin correr peligro, adopte una planta, colóquela en una maceta colorida en su terraza y siéntese a observarla. A continuación, trate de averiguar qué piensa el vegetal. Cuando lo consiga, ya puede hacer lo mismo con su hijo.

6- También va a tener que ser usted actor o actriz. El papel que le va a tocar interpretar es el de un cajero automático del banco, pues su criatura le va a pedir dinero constantemente para irse al cine con sus amigos, cenar algo por ahí o comprarse videojuegos. Tranquilo, si usted se niega a dárselo, solo tiene que huir de casa y cambiarse de identidad.

7- Si usted quiere ahorrar algo de dinero, con su Homo Adolescentus será imposible. En esa etapa de la vida, su hijo será extremadamente consumista. Le recomendamos que adquiera una caja fuerte, la inserte en la pared, preferiblemente detrás de un cuadro, y guarde allí todo el dinero que posea. Así, podrá mostrarle a su hijo el monedero vacío y este dejará de pedirle un móvil nuevo de doscientos euros (qué decimos, tal vez hasta de trescientos), consolas y cualquier otra pieza de tecnología, pues este tipo de objetos les atraen inmensamente, aunque ya tengan uno, dos o tropecientos iguales.

Solo nos queda desearle buena suerte, la necesitará.

Y, además, ármese de buena paciencia.

 

Marta Villalba